jueves, 28 de agosto de 2014

EL FETICHISMO EN LOS TIEMPOS DE LA CRISIS



La inútil, sanguinaria y fantasmal crisis económica que viene sacudiendo nuestra civilización desde hace ya varios años nos ha hecho sufrir a todos. Lo que todavía nos queda por sufrir puede ser algo inenarrable.
La crisis nos ha obligado a retorcer nuestros valores, tragarnos en seco nuestras repulsas y largar de una patada nuestros sueños y aspiraciones.
La situación actual de la economía mundial ha trastocado todos los aspectos de nuestras vidas. Incluso aquellos más íntimos y que más reacios somos a confesar.
Aquí, en clave de humor negro, se narra un ejemplo de cómo esta maldita crisis puede llegar a cambiar nuestras vidas.
Por desgracia, aunque este sea sólo un ejemplo imaginado, estoy seguro de que hay muchos como él.

Un nuevo relato corto de Juan Nadie, disponible en Wattpad, y como siempre, totalmente gratis.
Pincha en la portada y a leer. 

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viernes, 15 de agosto de 2014

PALABRAS PARA PENSAR - La gran amenaza de los escritores



Leyendo Mindscan, de Robert J. Sawyer…

Robert J. Sawyer es uno de los más afamados escritores canadienses de ciencia ficción de todos los tiempos, quizás incluso el mejor. Sin lugar a dudas, es uno de los autores más premiados y respetados de la actualidad, a nivel mundial. Ha escrito más de una veintena de novelas de ciencia ficción, y ha ganado tropecientos premios, incluidos los prestigiosos Nebula, Hugo y Aurora, entre otros. Sus libros se han traducido a multitud de idiomas y hace ya muchos años que se ha convertido en una referencia incuestionable en el género. Un autor de lo más recomendable si buscas ciencia ficción de la buena, de calidad y actual.


Pues estaba yo leyendo Mindscan, una novela de Robert J. Sawyer publicada en español en el 2007, con traducción de Rafael Marín Trechera (otro de los grandes de la ciencia ficción, esta vez del terruño), cuando me topé con una de esas parrafadas que me confirmaron, una vez más, que la ciencia ficción es el mejor género literario para abrirte la mente y hacerte pensar.

No te voy a contar de qué va la novela. Si quieres averiguarlo, búscatela y léela. Lo que si te contaré es la perla de pensamiento con la que me encontré.

En uno de los primeros capítulos de la novela, el protagonista se encuentra con una amable y simpática ancianita con la que se pone a charlar. Bien avanzada la charla, el prota descubre que la ancianita es la autora de MundoDino, una serie de novelas juveniles que a él le encantaban cuando era jovencito. La anciana asiente con aquiescencia y acepta los halagos de su incondicional fan.

Entonces el protagonista le comenta a la escritora sobre el príncipe Escamas, uno de sus personajes favoritos y que más vívido le resultó. Le pregunta en quién está basado el personaje, y la autora le responde que en nadie, es sólo un producto de su imaginación.

Él no acaba de aceptar eso. Piensa que un personaje tan bien elaborado tiene que tener una base real. Pero la escritora insiste. Escamas fue sólo una invención. No estaba basado en nadie real, no era el retrato ni la parodia ni la proyección de nadie. Él se muestra incrédulo. Ella sacude la cabeza con resignación y responde:

—La gente se desespera creyendo que los escritores basamos nuestros personajes en personas reales, que las cosas que pasan en nuestras novelas sucedieron de verdad, disfrazadas de alguna forma.
  
—Ah —dice el prota—. Lo siento. Yo… supongo que es cosa de ego. No puedo imaginar crear una historia publicable, así que no quiero creer que haya otros que tengan esa capacidad. Talentos como ése hacen que el resto de nosotros nos sintamos inadecuados.
 
—No —responde la escritora—. No, si no le importa que lo diga, es algo más profundo, creo. ¿No lo ve? La idea de que pueden crearse personas falsas va justo al corazón de nuestras creencias religiosas. Cuando digo que el príncipe Escamas no existe de verdad, y que usted solo se ha engañado al creer que sí, planteo la posibilidad de que Moisés no existiera… de que algún escritor lo inventara. O de que Mahoma realmente no dijera ni hiciera las cosas que se le atribuyen. O que Jesucristo sea también un personaje ficticio. Toda nuestra existencia espiritual se basa en la asunción no expresada de que los escritores registran, pero no fabrican… y que, aunque lo hagan, podríamos notar la diferencia.


Interesantes palabras, ¿verdad? De esas que hacen que te rasques el magín. 

Quizás sea por eso que en los regímenes totalitarios, religiosos o seudoreligiosos (todos lo son de una forma u otra) los escritores son criaturas miradas con suspicacia, a menudo con directa y abierta censura; y a la población no se le alienta precisamente a que lea, sino más bien al contrario, ¿no crees? ¿Será que los escritores son una amenaza para el sistema?
¿A ti qué te parece?

martes, 5 de agosto de 2014

Garbanzos Oníricos


«Que toda la vida es sueño, y los sueño, sueños son», decía Segismundo en su monólogo en la gran obra del inmortal Calderón de la Barca.

¿O no?

Pero tan importante como qué se sueña puede ser con qué se sueña. 
Y a veces soñar con las tripas puede tener sus riesgos.  

Un nuevo relato de Juan Nadie, totalmente gratis, en Wattpad

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