jueves, 13 de noviembre de 2014

PALABRAS PARA PENSAR - las leyes de la estupidez humana


Leyendo Allegro ma non troppo, de Carlo M. Cipolla…

Carlo M. Cipolla fue un historiador italiano especializado en historia de la economía. Fue un autor prolífico, creativo y ecléctico que obtuvo numerosos reconocimientos y honores en diferentes áreas del conocimiento humano.
Allegro ma non troppo es uno de sus trabajos más divulgados y conocidos. Se podría traducir literalmente como «Alegre pero no demasiado». O si consideramos que la palabra «allegro» hace referencia a una pieza musical ejecutada con moderada viveza, la traducción quedaría como «No demasiado rápido».

La obra consiste en un breve análisis económico, demográfico e histórico escrito con mucho humor y una gran dosis de crítica y parodia. Una de esas auténticas perlas de pensamiento que son una delicia leer. Se compone de dos ensayos cortos. El primero se titula «El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media». Si quieres saber de qué va el ensayo, te lo lees, que ya eres mayorcito.

El segundo ensayo, que es el que da título a la presente entrada de este magnífico blog, se titula «Las leyes fundamentales de la estupidez humana». En un delicioso análisis de poco más de doce páginas, el autor estudia el comportamiento, la abundancia y las consecuencias de la presencia de los individuos estúpidos en el mundo. Con atrevimiento y osadía al explorar este controvertido tema, Cipolla formula su famosa Teoría de la Estupidez. En ella, desarrolla su visión de la gente estúpida como uno de los grupos más poderosos del planeta. Un grupo que no tiene reglamentos, líderes, manifiestos, estatutos ni objetivos. Pero que tiene un efecto enorme sobre el resto de la humanidad.

Llega incluso a formular sus famosas Leyes Fundamentales de la Estupidez. Me limitaré aquí a enunciarlas, aunque el autor realiza en su ensayo un entretenido análisis de cada una de ellas. Recomiendo encarecidamente su lectura.

Primera Ley.- Siempre e inevitablemente, cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

Segunda Ley.- La probabilidad de que una persona determinada sea una estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.

Tercera Ley o Ley de Oro.- Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

Por deducción y análisis de la tercera ley, Cipolla identifica dos factores a considerar cuando se trata de clasificar a los individuos: (1) beneficios y perjuicios que un individuo se causa a sí mismo, y (2) beneficios y perjuicios que un individuo causa a otros.

Si creamos un gráfico en el que el primer factor se representa en el eje X y el segundo en el eje Y, se obtienen cuatro cuadrantes con los cuatro tipos principales de individuos:

  • 1.     Inteligentes: benefician a los demás y a sí mismos.
  • 2.      Incautos: benefician a los demás y se perjudican a sí mismos.
  • 3.      Malvados: perjudican a los demás y se benefician a sí mismos.
  • 4.      Estúpidos: perjudican a los demás y a sí mismos.
Como es lógico, la mayoría de la gente no está siempre en el mismo cuadrante. Bajo diferentes circunstancias, una persona puede actuar de una manera u otra. La única excepción son las personas estúpidas, que suelen mostrar una testaruda tendencia a mostrar un comportamiento estúpido en cualquier actividad o circunstancia.

Cuarta Ley.- Las personas no estúpidas subestiman siempre el poder nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

Quinta Ley.- La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe.

En un somero análisis de lo hasta aquí expuesto, y como corolario de la quinta ley, el autor deduce con claridad meridiana el siguiente principio: El estúpido es más peligroso que el malvado.

También aventura Cipolla que, aunque la proporción de estúpidos en una sociedad suele ser constante, en una sociedad en declive los miembros estúpidos se vuelven más activos por la actitud más permisiva de los otros grupos. Además, dice Cipolla, en un país en decadencia se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de los malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de incautos. Tal cambio en la composición de la población refuerza, inevitablemente, el poder destructivo de la fracción de los estúpidos, y conduce al país a la ruina.

Esta idea resulta de lo más familiar, ¿verdad? En los últimos tiempos, cada vez que veo un telediario, pienso que estas palabras de Cipolla son absolutamente proféticas. Incluso me atrevería, con toda humildad, a establecer un nuevo corolario de esta magnífica Teoría de la Estupidez: «Cuanto mayor sea la estupidez de un individuo, más alto cargo acabará ocupando».

Y tú, querido lector, ¿qué opinas? ¿Crees que estamos rodeados por estúpidos que nos llevarán al desastre? ¿Qué podemos hacer acabar con esta lacra?

Probablemente, nunca conseguiremos librarnos por completo de los estúpidos. Pero al menos una cosa sí que podemos hacer en nuestro haber cotidiano. Procurar no caer en el cuadrante inferior izquierdo de la gráfica de la estupidez.



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