¿No comprendes el porqué de
la crisis económica, el paro o los desahucios?
¿No acabas de entender porqué tu salario cada vez vale menos
mientras las cosas cada vez cuestan más y tienen peor calidad?
¿Alguna vez te has preguntado qué es el dinero,
de dónde viene y a dónde va?
¿Estás hasta la entrepierna de sentirte ahogado entre
hipotecas, impuestos y recibos?
¿Estás cansado de seguir siendo un perdedor por mucho que te
esfuerces?
Apenas puedes percibirla, así que mucho menos podrás romper
sus barrotes y alcanzar la libertad.
Leer la novela Iberian Park, la respuesta zombi a la crisis tampoco te ayudará a
escapar, pero te ayudará a comprender un poco mejor la cárcel en la que vives.
A continuación, podrás disfrutar del sexto de una serie de
fragmentos de la novela, a modo de pequeñas lecciones, que te mostrarán parte
de esa MATRI$$$ en la que estás
atrapado.
Política y Economía zombi
Lección 6
—Párate
a pensarlo un poco, Antonio. La pandemia zombi les ha venido a nuestros
gobernantes como agua de mayo. La popularidad del PEPE estaba bajo mínimos,
después de tanta crisis, tanto recorte y tanto dinero para los bancos. Entonces
llegan los zombis, y Godoy y sus ministros aparecen como el rey Arturo y los
caballeros de la Tabla Redonda, los héroes que en momentos difíciles saben
tomar las decisiones necesarias para salvar el país. Ni hecho a propósito,
vamos.
—Eso
es exagerar un poco, diría yo.
—¡Qué
va! El gobierno se lo ha montado muy bien gracias a la muerte de millones de
ciudadanos. Por ejemplo. Han puesto mucho énfasis en declarar a los zombis
no-ciudadanos no-muertos. Ha sido una jugada maestra —dijo Mónica—. ¿Nunca te
has preguntado qué pasará con todas las propiedades inmobiliarias al sur del
paralelo 38º?
Antonio
sacudió la cabeza con gesto de sorpresa.
—Pues
la cosa está bien clarita, aunque los medios le han dado poquísima publicidad
al asunto —explicó Mónica.
—¿De
qué va la cosa?
—Por
un lado, están los que son propietarios de sus pisos, casas o fincas. Al no
estar muertos, sus propiedades no pueden ser heredadas, ni vendidas sin su
consentimiento. Por supuesto, no hay forma de conseguir que un zombi firme ante
notario. Además, al ser no-ciudadanos, sus derechos civiles no necesitan ser
respetados. Por otro lado, el Gobierno, con la connivencia del Consejo General
del Poder Judicial está a punto de aprobar una ley que permite embargar la
propiedad de aquellos que lleven dos años sin pagar el IBI, o incluso menos
tiempo si hay indicios de que el dueño no va a pagar en un futuro próximo. Así
que ya ves, la expropiación más grande de la historia del supuesto mundo
civilizado, sin gastarse un céntimo en indemnizaciones.
—¡Joder!
—Y
esto es sólo la mitad del pastel. ¿Qué hay de todos esos millones de
hipotecados andaluces? Obviamente, ninguno de ellos, bien por haber muerto,
bien por ser ahora un no-ciudadano no-muerto, va a seguir pagándole al banco.
¿Verdad?
Antonio
asintió con gesto de obviedad.
—Claro,
es obvio —dijo Mónica—. Si no pagas los plazos de la hipoteca, el banco te
desahucia, ¿no? Pero claro, el banco no va a mandar a nadie a realizar un
desahucio en medio de la zona infectada. Así que, gracias a otro decreto ley de
los muchos que nuestro gobierno ha aprobado por lo bajini en los últimos meses,
el banco puede venderle la hipoteca al Estado, que se convierte así en el
acreedor y, eventualmente, el propietario final del inmueble. Todo con el
beneplácito del Tribunal Constitucional, por supuesto.
—Menuda
mierda.
—Desde
luego. De esa manera los bancos obtienen financiación adicional, sin interés ni
coste alguno, pues ese dinero sale de los fondos FEDEZZ que nos envía Europa.
Aunque se supone que los precios de esas hipotecas deberían ser poco menos que
simbólicos, adivina tú cuantas manos de políticos y banqueros se untan en el
proceso.
—La
historia de siempre.
Mónica
dejó escapar un suspiro.
—Con
zombis o sin zombis, España sigue siendo España —dijo.
—¿Qué
hay de los grandes propietarios de tierras, como la Duquesa de Malva y gente
así? —preguntó Antonio.
—Esa
gente salió zumbando en cuanto se desató la pandemia. Ahora tienen sus tiernos
culos a salvo en la Riviera francesa, y sus dineros a salvo en los bancos de
Suiza.
—Las
tierras no las pudieron meter en una maleta —replicó Antonio levantando una ceja.
—En
esos casos, el gobierno les paga una cantidad astronómica, en concepto de
indemnización, a ingresar en esas cuentas suizas, por los daños y perjuicios
sufridos. Dinero que sale, obviamente, del bolsillo del contribuyente europeo.
Los familiares de la gente que murió al sur del paralelo no van a ver ni un
céntimo.
—¡Qué
cabrones! ¿Y tú cómo sabes todo esto? Estas cosas no las sacan en los
telediarios.
Mónica
hizo un vago gesto circular con uno de sus elegantes dedos. El movimiento
pareció implicar la totalidad del mundo que los rodeaba.
—La
información está toda ahí. Sólo hay que saber buscarla.
Antonio
sacudió la cabeza con aire de fatalidad.
—Increíble
—dijo.
—Pues
ya ves. De aquí a un año, la mayor parte de la tierra al sur del paralelo 38º
pasará a manos del estado, sin que le cueste un duro y sin que podamos hacer
nada.
—Visto
así…
—Claro.
Hombre. Una jugada maestra, como te digo —replicó Mónica, y le dio un largo
trago al cubata de ron.
—¿Para
qué quiere ser el gobierno el propietario de las zonas infectadas?
—Ni
idea. Pero yo diría que están tramando algo al sur del paralelo 38º.
Durante
un par de minutos bebieron en silencio.
[...]
Fragmentos de la novela IBERIAN PARK, la respuesta zombi a la crisis, en concreto los correspondientes los
capítulos Palco.6 y Palco.7.
Una novela única que te permitirá
contemplar la realidad en que vives (el sistema monetario) desde una
perspectiva diferente.
Y sí, es una novela de zombis. Así que
encontrarás tripas y sesos desparramados a mansalva. Y muchas otras cosas más
que no te imaginas.
Pincha
en la portada de la novela si quieres saber más.
Si
te atreves, aquí puedes disfrutar del booktrailer.
Puedes encontrar la
novela tanto en formato papel
como electrónico
y también en Amazon.