jueves, 16 de marzo de 2017

PALABRAS PARA PENSAR – el futuro en la mente de un escritor

Leyendo Alba Infinita de David Nel...

David Nel es un autor novel del terruño que en el 2015 publico (o autopublicó) su primera novela: Alba infinita.

En esta novela, con un claro tono crítico y reivindicativo, Nel nos describe a Chipre como la primera nación que decide abolir el sistema monetario y adoptar una Economía Basada en Recursos, descrita con todo lujo de detalles, donde se contruye Galatea, la flamante capital del país y la primera ciudad sostenible de la historia. 

Una aparente utopía que sin embargo guarda sus turbios secretos.


La novela pertenece claramente al subgénero de la ciencia ficción distópica y es de una calidad excelente. Diría incluso que destinada a convertirse en un clásico. 
El autor describe de una forma verosímil y creíble la progresiva degradación del sistema monetario actual y los entresijos de la política internacional. El capítulo dedicado a la caída de España es toda una gozada. La manera en la que el autor va desvelando poco a poco los secretos hace que te enganches a la lectura. Es fácil identificarse con los personajes y la estructura narrativa está muy bien estructurada. 
 
En definitiva, una novela que realmente merece la pena ser leída, pues es de esas que te hacen disfrutar y pensar.

Es un futuro muy negro el que nos describe Nel, quizás más amedrentador si cabe por lo real y posible que parece.

Otra de las cosas que me llamó la atención de la obra de David Nel son las similitudes en la temática, salvando las distancias, con Ragnarök-la novena transición, la última novela autopublicada de Juan Nadie, novela que también se encuadra dentro del popular subgénero de las distopías futuras. 
 
El argumento, el estilo, los personajes, los lugares y el final son completamente distintos en ambas novelas. Ragnarök tiene como pilares de su trama a la evolución, la genética y la religión. Mientras que en Alba infinita, los sucesos ocurren por motivaciones fundamentalmente políticas y económicas. 
 
Pero también en Rarganök se describe como el mundo actual se degrada de forma progresiva hasta llevar a la humanidad al borde del abismo. Y como una posible solución, o al menos parte de la solución, sería la adopción de una Economía Basada en Recursos. 

  
Curiosa coincidencia, ¿verdad?
 
Dos autores distintos, dos novelas distintas, que sin embargo tienen en común un mismo hilo conductor de fondo en sus planteamientos. 


 ¿Será que se nos acabó la imaginación? ¿Que en realidad todos los autores estamos dándole vueltas a las mismas ideas? ¿Qué no hay nada nuevo bajo el sol?

La verdad, espero que la respuesta sea un rotundo no. Prefiero pensar que se trata de la consecuencia inevitable de compartir un mismo acervo cultural. Algo así como la convergencia evolutiva
 
Porque en caso contrario, estamos apañados.

Lo que me lleva a pensar lo siguiente...

Si dos autores pueden imaginar un futuro con elementos comunes... ¿qué ocurriría si todos los que escribimos imaginamos y ponemos por escrito el mismo futuro?

¿Seriamos capaces, con la fuerza de nuestras palabras, conjurar el destino y llevar a la humanidad donde nos diese la gana? 



Alguien ha dicho alguna vez que la escritura es un arte demasiado próximo a la alquimia y la brujería, que al escribir nos convertimos por un tiempo en pequeños dioses. 

Si todos esos dioses se uniesen al unísono, ¿no serían capaces de formar un gran dios todopoderoso?

¡Uf! Espero que la respuesta aquí también sea un enorme e implacable NO. 
 
Cualquier otra opción resultaría estremecedora.

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