¿Quieres ser funcionario del Ministerio Zombi?
¿Quieres ayudar a tu país en
la lucha contra la pandemia?
La SECOP (Secretaría de Estado para el Control de Plagas) te necesita.
Para ser contratado por la
SECOP no necesitar sacar unas oposiciones, pero tendrás que someterte a un intenso y
especializado entrenamiento.
Aquí puedes hacerte una idea
de en qué consiste ese entrenamiento que te convertirá en un experto en la
defensa anti-zombis.
Lección 1
__________________________________________________
Entrenamiento
Zombi
Lección 2
Como funcionarios
de la SECOP, Antonio y sus compañeros tuvieron que conocer al dedillo el
organigrama jerárquico de la agencia estatal para la que trabajaban. Por
fortuna para ellos, al ser un organismo de reciente creación, el organigrama no
era demasiado complicado. Al menos no todavía.
La Secretaría de
Estado para el Control de Plagas era una anomalía jurídica, administrativa y
legislativa. Claro que teniendo en cuenta el objeto de la misma, no resultaba
demasiado sorprendente.
La SECOP se creó
a raíz de la pandemia zombi que asoló el sur de la península Ibérica. A
diferencia de cualquier otro departamento ministerial, la Secretaría estaba
formada por la acción conjunta de elementos de los dos países afectados, España
y Portugal, que trabajaban, al menos en teoría, en armónica y fraternal
colaboración para la consecución de los objetivos marcados, según el contenido
y el ámbito de aplicación de la legislación pertinente. Sin embargo, en cada
uno de los países, la SECOP dependía de sus respectivos Ministerios del
Interior, los cuales, como había sido siempre, estaban muy lejos de la perfecta
coordinación.
A pesar de su
nombre, la SECOP se encargaba única y exclusivamente de los asuntos
relacionados con la pandemia zombi, incluyendo sus causas y consecuencias.
Tanto estas como aquellas eran múltiples y variadas, al menos eso se pensaba,
así que la Secretaría se veía obligada a la coordinación e interacción con
multitud de organizaciones, tanto privadas como públicas. Aunque su máximo
dirigente respondía en teoría ante el ministro de interior, la SECOP funcionaba
a efectos prácticos como un ministerio independiente.
El imaginero
popular no tardó en sacar partido de las peculiares características de la
SECOP. Pronto fue conocida en todo el orbe como el Ministerio Zombi.
Además del
organigrama, los alumnos de Tres Cantos tuvieron que hacer un buen repaso de la
legislación vigente en materia de zombis. Esta no era mucha, al menos de
momento, pero no dejaba de crecer en una progresión geométrica cada vez más
acelerada. Antonio y su compañero hacían bromas macabras al respecto. No estaba
lejos el día en el que a cada zombi se le exigiese la posesión de un carné
identificativo, de renovación obligatoria cada cinco años, expedido por el
ministerio. La pérdida o incapacidad de presentar el documento cuando las
autoridades así lo requiriesen, supondría una multa considerable. Dicha multa
podría variar entre la desmembración de uno o dos brazos, hasta la condena de
cenar durante un mes en un restaurante chino. Era el nombrado entre risas DZI,
documento zombi de identidad. El chiste sobre el guardia civil que sorprende a
un zombi devorando a una ancianita y le pide los papeles, se hizo de lo más
popular en Tres Cantos. Aunque ninguno de los alumnos se atrevió a contarlo en
presencia de Federico López de Aguirre.
También tuvieron
que aprenderse de memoria el famoso Real Decreto Ley 989/2013, aprobado a toda
prisa por el consejo de ministros al día siguiente del bombardeo sobre el
paralelo 38º. Fue una auténtica revolución legislativa de carácter casi
galáctico, según las propias palabras del presidente del Gobierno. Se trataba
de la primera ley en toda la historia de la humanidad que trataba sobre los
zombis. Teniendo en cuenta que era la primera vez que los zombis habían
aparecido en la historia de la humanidad, el pavoneo y orgullo mostrado por el
presidente ante las cámaras de televisión no dejaba de resultar un tanto
inapropiado.
El Real Decreto
Ley establecía el marco normativo aplicado a los no-ciudadanos no-muertos, así
como su estatus jurídico-administrativo. Delimitaba sus derechos, que eran
básicamente ninguno, y marcaba sus deberes, que en total daban una suma de
resultado cero. El decreto también declaraba oficialmente la creación de la
SECOP, en colaboración con nuestro querido vecino ibérico, y establecía sus
objetivos, contenidos y ámbitos de aplicación.
El decreto tenía
aún que ser ratificado por el parlamento nacional, aunque no parecía que
hubiese ningún escollo importante que dificultase el proceso. Todos los grupos
políticos que constituían el Congreso de los Diputados parecían estar de
acuerdo en una sorprendente unanimidad. La rapidez y eficacia con la que el
presidente y sus ministros aprobaron el afamado decreto sorprendió a propios y
extraños. Multitud de comentarios y análisis de tertulianos aparecieron en los
medios de comunicación. ¿Por qué tenía el Gobierno tanta prisa en declarar que
los zombis eran lo que eran? ¿Por qué no habían esperado a ver los resultados
del bloqueo y las bombas en el paralelo 38º? ¿Por qué parecía que ya lo tenían
pensado de antes? ¿Por qué la oposición estaba tan dócilmente de acuerdo y no
decía esta boca es mía?
Los rumores,
cábalas y conjeturas duraron poco tiempo. Fueron rápidamente acalladas por
noticias de mayor calado humano y social, como la preñez de la última actriz de
moda, las discusiones verduleras en los reality
de sobremesa y, por supuesto, la liga de fútbol.
Además del Real
Decreto Ley 989/2013, Antonio y sus compañeros tuvieron que empaparse de cada
aburrido párrafo de la Directiva Comunitaria 2013/18909/CE. Era esta otra
anomalía legislativa. Pues no se trataba de una directiva europea que hubiese
sido adaptada al país por transposición mediante un real decreto, como era el
procedimiento habitual. Sino que un decreto originado en uno de los estados
miembros de la Unión Europea originaba una directiva de cumplimiento
obligatorio a todos los otros países. En dicha directiva se trataba de aclarar,
con el cansino lenguaje administrativo de siempre, que demonios podían hacer el
resto de países europeos con esa horrenda plaga que se había desatado en el sur
de la península Ibérica.
Los objetivos y
contenidos de la directiva europea se expresaron con magnífica concisión en
palabras de la canciller alemana, Adelaida Bundeskanzel, pillada in fraganti
ante un micrófono abierto que debía estar cerrado: «estos jodidos PIGS siempre
nos andan tocando las pelotas».
—El Real Decreto
Ley 989/2013, y sus instrucciones técnicas complementarias, también llamadas
ITC, establecen claramente lo que hacer en caso de encuentro proximal, también
denominado en la tercera fase, con un zombi —explicaba el instructor Federico
López de Aguirre.
Sus alumnos
escuchaban con suma atención.
—¿Sabe a lo que
me refiero, señor Galán? —preguntó con su dedo acusador el presunto sargento de
la Guardia Civil.
Antonio se
encogió en su pupitre y experimentó una vez más esa extraña inquietud ante el
imponente mostacho del instructor.
—Pues… yo…
—Joder, señor
Galán. No es tan difícil de imaginar, ¿no le parece? Si se encuentra con un
zombi, salga echando leches hasta darse con los talones en el culo.
—¿No sería mejor
acabar con él? —preguntó Elena Peláez con su voz de pajarito.
—Veo que tiene
usted más cojones que algunos de sus compañeros, señorita Peláez. Pero mi
consejo es que corra. La destrucción de un zombi sólo debe intentarse en las
condiciones adecuadas, cuando los niveles de riesgo estén por debajo del máximo
aceptable. O si no tiene usted más remedio, desde luego.
—Lo… lo que usted
diga, don Federico.
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Como funcionarios
de la SECOP, Antonio y sus compañeros tuvieron que conocer al dedillo el
organigrama jerárquico de la agencia estatal para la que trabajaban. Por
fortuna para ellos, al ser un organismo de reciente creación, el organigrama no
era demasiado complicado. Al menos no todavía.
La Secretaría de
Estado para el Control de Plagas era una anomalía jurídica, administrativa y
legislativa. Claro que teniendo en cuenta el objeto de la misma, no resultaba
demasiado sorprendente.
La SECOP se creó
a raíz de la pandemia zombi que asoló el sur de la península Ibérica. A
diferencia de cualquier otro departamento ministerial, la Secretaría estaba
formada por la acción conjunta de elementos de los dos países afectados, España
y Portugal, que trabajaban, al menos en teoría, en armónica y fraternal
colaboración para la consecución de los objetivos marcados, según el contenido
y el ámbito de aplicación de la legislación pertinente. Sin embargo, en cada
uno de los países, la SECOP dependía de sus respectivos Ministerios del
Interior, los cuales, como había sido siempre, estaban muy lejos de la perfecta
coordinación.
A pesar de su
nombre, la SECOP se encargaba única y exclusivamente de los asuntos
relacionados con la pandemia zombi, incluyendo sus causas y consecuencias.
Tanto estas como aquellas eran múltiples y variadas, al menos eso se pensaba,
así que la Secretaría se veía obligada a la coordinación e interacción con
multitud de organizaciones, tanto privadas como públicas. Aunque su máximo
dirigente respondía en teoría ante el ministro de interior, la SECOP funcionaba
a efectos prácticos como un ministerio independiente.
El imaginero
popular no tardó en sacar partido de las peculiares características de la
SECOP. Pronto fue conocida en todo el orbe como el Ministerio Zombi.
Además del
organigrama, los alumnos de Tres Cantos tuvieron que hacer un buen repaso de la
legislación vigente en materia de zombis. Esta no era mucha, al menos de
momento, pero no dejaba de crecer en una progresión geométrica cada vez más
acelerada. Antonio y su compañero hacían bromas macabras al respecto. No estaba
lejos el día en el que a cada zombi se le exigiese la posesión de un carné
identificativo, de renovación obligatoria cada cinco años, expedido por el
ministerio. La pérdida o incapacidad de presentar el documento cuando las
autoridades así lo requiriesen, supondría una multa considerable. Dicha multa
podría variar entre la desmembración de uno o dos brazos, hasta la condena de
cenar durante un mes en un restaurante chino. Era el nombrado entre risas DZI,
documento zombi de identidad. El chiste sobre el guardia civil que sorprende a
un zombi devorando a una ancianita y le pide los papeles, se hizo de lo más
popular en Tres Cantos. Aunque ninguno de los alumnos se atrevió a contarlo en
presencia de Federico López de Aguirre.
También tuvieron
que aprenderse de memoria el famoso Real Decreto Ley 989/2013, aprobado a toda
prisa por el consejo de ministros al día siguiente del bombardeo sobre el
paralelo 38º. Fue una auténtica revolución legislativa de carácter casi
galáctico, según las propias palabras del presidente del Gobierno. Se trataba
de la primera ley en toda la historia de la humanidad que trataba sobre los
zombis. Teniendo en cuenta que era la primera vez que los zombis habían
aparecido en la historia de la humanidad, el pavoneo y orgullo mostrado por el
presidente ante las cámaras de televisión no dejaba de resultar un tanto
inapropiado.
El Real Decreto
Ley establecía el marco normativo aplicado a los no-ciudadanos no-muertos, así
como su estatus jurídico-administrativo. Delimitaba sus derechos, que eran
básicamente ninguno, y marcaba sus deberes, que en total daban una suma de
resultado cero. El decreto también declaraba oficialmente la creación de la
SECOP, en colaboración con nuestro querido vecino ibérico, y establecía sus
objetivos, contenidos y ámbitos de aplicación.
El decreto tenía
aún que ser ratificado por el parlamento nacional, aunque no parecía que
hubiese ningún escollo importante que dificultase el proceso. Todos los grupos
políticos que constituían el Congreso de los Diputados parecían estar de
acuerdo en una sorprendente unanimidad. La rapidez y eficacia con la que el
presidente y sus ministros aprobaron el afamado decreto sorprendió a propios y
extraños. Multitud de comentarios y análisis de tertulianos aparecieron en los
medios de comunicación. ¿Por qué tenía el Gobierno tanta prisa en declarar que
los zombis eran lo que eran? ¿Por qué no habían esperado a ver los resultados
del bloqueo y las bombas en el paralelo 38º? ¿Por qué parecía que ya lo tenían
pensado de antes? ¿Por qué la oposición estaba tan dócilmente de acuerdo y no
decía esta boca es mía?
Los rumores,
cábalas y conjeturas duraron poco tiempo. Fueron rápidamente acalladas por
noticias de mayor calado humano y social, como la preñez de la última actriz de
moda, las discusiones verduleras en los reality
de sobremesa y, por supuesto, la liga de fútbol.
Además del Real
Decreto Ley 989/2013, Antonio y sus compañeros tuvieron que empaparse de cada
aburrido párrafo de la Directiva Comunitaria 2013/18909/CE. Era esta otra
anomalía legislativa. Pues no se trataba de una directiva europea que hubiese
sido adaptada al país por transposición mediante un real decreto, como era el
procedimiento habitual. Sino que un decreto originado en uno de los estados
miembros de la Unión Europea originaba una directiva de cumplimiento
obligatorio a todos los otros países. En dicha directiva se trataba de aclarar,
con el cansino lenguaje administrativo de siempre, que demonios podían hacer el
resto de países europeos con esa horrenda plaga que se había desatado en el sur
de la península Ibérica.
Los objetivos y
contenidos de la directiva europea se expresaron con magnífica concisión en
palabras de la canciller alemana, Adelaida Bundeskanzel, pillada in fraganti
ante un micrófono abierto que debía estar cerrado: «estos jodidos PIGS siempre
nos andan tocando las pelotas».
—El Real Decreto
Ley 989/2013, y sus instrucciones técnicas complementarias, también llamadas
ITC, establecen claramente lo que hacer en caso de encuentro proximal, también
denominado en la tercera fase, con un zombi —explicaba el instructor Federico
López de Aguirre.
Sus alumnos
escuchaban con suma atención.
—¿Sabe a lo que
me refiero, señor Galán? —preguntó con su dedo acusador el presunto sargento de
la Guardia Civil.
Antonio se
encogió en su pupitre y experimentó una vez más esa extraña inquietud ante el
imponente mostacho del instructor.
—Pues… yo…
—Joder, señor
Galán. No es tan difícil de imaginar, ¿no le parece? Si se encuentra con un
zombi, salga echando leches hasta darse con los talones en el culo.
—¿No sería mejor
acabar con él? —preguntó Elena Peláez con su voz de pajarito.
—Veo que tiene
usted más cojones que algunos de sus compañeros, señorita Peláez. Pero mi
consejo es que corra. La destrucción de un zombi sólo debe intentarse en las
condiciones adecuadas, cuando los niveles de riesgo estén por debajo del máximo
aceptable. O si no tiene usted más remedio, desde luego.
—Lo… lo que usted
diga, don Federico.
Fragmentos
de la novela IBERIAN PARK, la respuesta zombi a la crisis, en concreto
los correspondientes los capítulos Palco.1, Palco.2 y Palco.4.
En
estos extractos podrás conocer el entrenamiento estándar al que son sometidos
los funcionarios del Ministerio Zombi.
Una
novela única que te permitirá contemplar la Matrix a la que estás enchufado sin
remedio (el sistema monetario) desde una perspectiva diferente.
Y sí,
como en toda buena novela de zombis, encontrarás tripas y sesos desparramados a
mansalva. Y muchas otras cosas más que no te imaginas.
Pincha en la portada de la novela si
quieres saber más.
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